DEL NIÑO TOMASITO DE LAMAS: SU ALMUERZO DE CUMPLEAÑOS
Transcurrían las últimas horas de
la mañana del sábado 11 de diciembre y Tomás Cotrina andaba preocupado porque
había quedado en almorzar con su mamá, la profesora jubilada experta en danzas
nativas doña Nancy Trigozo de Cotrina y recién estaba por el barrio tarapotino
de Morales haciendo unas gestiones para obtener auspicios para la celebración
de la navidad del niño de Lamas.
Ya segurito mi mami debe estar preocupando porque no todavía
llego, pensaba Tomas mientras empuñaba el acelerador de su fiel moto 125.
Terminadas sus gestiones y
saboreando el placer de la misión cumplida que le hacia graficar en su mente los
rostros alegres de los cientos de niños que se favorecerían con la choco latada
que él estaba organizando en exceso de cumplimiento de su cargo de cuchícrata de la Municipalidad de Lamas
(Gerente de Turismo y Cultura), Tomas no dejaba de pensar en el opíparo almuerzo
que seguramente le había preparado doña Nancy y apretaba cada vez más el
acelerador para llegar rápidamente a la cita.
Pero a pesar que Tomas es
conocido por transmutarse en ese engendro
polipolar que cuando encarna al “Divino
Cuchiniño de Lamas” lo convierte a él y a sus seguidores en un referente de
la prosperidad y la buena fortuna, ese día no estaba en sus mejores días y
ZAZ…, se le pincho la llanta posterior de su moto justo cuando pasaba por el
famoso recreo y restaurante “Los Crotos”. Como arreglar la llanta le llevaría
algún tiempo y Tomas no había tomado desayuno en previsión al suculento
almuerzo que le prepararía para el solito la profesora Nancy, decidió comer
algo para sostenerse en tanto un servicial motocarrista le arreglaba la llanta
pinchada. El plato del día en “Los Crotos” era un adobado de majás con puspo
poroto y papa pango.
Al Dian, es mi plato favorito y
como voy continuar solo en mi moto no tengo problemas de comer frijolitos y
soltar unos supis en el camino,
antes de llegar a mi casa, pensó Tomas y como buen ololo pidió que le sirvan con doble porción de porotos, un poco más
de cebollita y para refrescar la garganta un caldito de ventisho servido en jarra.
Arreglada la llanta y terminado
su delicioso plato de comida, Tomas continuo su camino raudamente para almorzar
con su madre que seguramente lo estaría esperando preocupada en la puerta de su
casa.
Al llegar a su destino, donde
funciona también el “Museo y Centro Artesanal Amachay” conducido por doña
Nancy, encuentra la puerta con llave por lo que se ve obligado a tocar
seguidamente el timbre para que su mamá pueda oír. Al abrir la puerta, la
profesora Nancy le dice: Hola mi Tomas, cuanto te has demorado, pero no eso ya no tanto casi importa, ven
que te he preparado una sorpresa, así que te voy a vendar los ojos para que la
descubras cuando yo te digue. Dicho
esto la profesora Nancy vendó los ojos de Tomas y lo condujo hasta una silla
del comedor. En ese instante suena otra vez el timbre de la casa y la profesora
dirigiéndose a Tomas le dice, debe ser el Cacique, pero no te preocupas Tomas que le voy decir que no
eres aquí a ese cacique juastidioso
para que puedes ver tu sorpresa tranquilo, y dicho esto doña Nancy se dirigió a
la puerta no sin antes advertir a Tomas que no le hague la pilla y no vaye a
mirar nada antes que ella regrese.
Mientras escuchaba la discusión
entre su mama y el Cacique de Kanchiskucha respecto a que si él realmente era
el Niño Tomasito o el Joven tremendo runtosapa
como alegaba doña Nancy, Tomas, que es un niño criado bajo el rigor del respeto
y sobre todo la obediencia a sus padres, no imaginaba siquiera descubrirse los
ojos cuando empezó a sentir los primeros síntomas del puspucho que había comido en el camino y no pudo resistir la
tentación de soltar una ventosidad aprovechando la soledad en que se encontraba
y a que, de acuerdo a su experiencia, la discusión entre su madre y el cacique
tenia para ratos. Para el efecto
Tomas se inclino ligeramente a la derecha sobre la silla y libero su estomago
con un sonoro y prolongado supi.
Pero doña Nancy, el Niño Tomasito
esta jueliz con el chaplin que le he puesto y usted no
debe sentirse ojuendida ni maltratada
porque simplemente es una forma de reconocer su particular personalidad
polipolar que transmuta a su hijo en varios engendros amazónicos, replicaba el
cacique mientras doña Nancy argumentaba que su Tomas ya no era un Niño sino un
joven tremendo huevonaso y que no le
gustaba que tengue personalidad de
niño.
Al tiempo que escuchaba la
discusión, un fuerte y hediondo olor producido por su ventosidad obligo a Tomas
a tratar de disiparlo moviendo rápidamente sus manos ídem soplador de
anticuchera. Pero el llamado del estomago continuaba revolviendo sus tripas y
Tomas, frunciendo su boca de forma tal que delataba el placer que le produciría
la liberación estomacal que iba realizar,
inclino su cuerpo esta oportunidad hacia la izquierda y libero otra
tremenda y estruendosa ventosidad que esta vez lo obligo a buscar a tientas una
servilleta de tela para ayudarse a ventilar el putrefacto olor, mientras que su
madre, acompañada del cacique, le anunciaba desde la puerta, Tomas: ya puedes
sacar la venda, y entonces empezó un harmonioso canto “Feliz Cumpleaños Niño
Tomasito” entonado por una decena de amigos que se encontraban sentados en la
mesa y entre los que se contaba al electo alcalde de Lamas Don Fernando del Castillo Tang.
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