LA NUEVA HOTELERIA Y LAS COMUNIDADES RURALES

Aliados estratégicos para la conservación y sostenibilidad en las comunidades indígenas de la amazonia.

El auge económico de la región San Martín, ha generado grandes inversiones en el rubro hotelero; que si miramos desde el punto de vista de la conservación de los saberes ancestrales y el desarrollo comunitario podría generar modelos diferentes de desarrollo turístico, más equitativos, más equilibrados territorialmente, sostenibles, integrados, ecológicos, éticos, alternativos y solidarios que permitan, a través de diferentes modalidades o formas de brindar un servicios de calidad con valores tradicionales, alcanzando metas de responsabilidad que prioricen el bienestar de las poblaciones anfitrionas sin perjuicio de la satisfacción de los turistas y consumidores. Los retos para mantener y ampliar las fronteras de los servicios de calidad en los hoteles de nuestra región pasan, en definitiva, por las 4Es: Ambiente, Energía, Ética y Educación. Que a decir verdad todavía tenemos una débil presencia, en su mayor parte aisladas o de limitada incidencia, hemos tenido mejores respuesta de los empresarios hoteleros; ejemplos como Sumaj Casa Hotel (www.vivesumaj.com) que hace poco abrió sus puertas, en la ciudad de Tarapoto; dentro de su filosofía y políticas empresarias; han comenzado a realizar alianzas con pobladores rurales y grupos de indígenas, para el desarrollo de emprendimientos que rescaten los saberes ancestrales bioculturales y dentro de los servicios de calidad que brindan al huésped, se puede encontrar jabones, chocolates, cafés, cestos, cerámicas, tejidos de algodón, elaborados de manera artesanal y desayunos buffet con insumos agro-diversos. Que las comunidades estaban dejando de lado por la mala política agraria de monocultivo, extractiva e industrial.

Ante esta emerge iniciativa de turismo responsable junto a otros conceptos asociados al mismo como el de turismo justo y solidario, turismo comunitario, ético y a favor de las comunidades olvidadas, para referirnos a los procesos de producción turística que deben garantizar una distribución equitativa y proporcional de los beneficios entre los distintos agentes implicados en función de sus intereses generales, la sostenibilidad del espacio turístico y la responsabilidad social en términos medioambientales, económicos y socio-culturales. Se trata, en definitiva, de una perspectiva basada en principios éticos que debería fundamentar una estrategia de desarrollo turístico alternativo al modelo dominante basado en la articulación de grandes cadenas hoteleras internacionales con megaproyectos turístico-residenciales de capital mayoritariamente extranjero que acaban aislándose funcionalmente de la población local del entorno. Por tanto, la nueva hotelería trata de atender a las comunidades locales y de estar cerca de ellas, distribuyendo los beneficios que trae el turismo de manera más equitativa y amplia hacia toda la población.

Para permitir un desarrollo turístico de carácter endógeno, tarea ésta, sin duda, nada fácil si no se cuenta con el apoyo decidido de todos los sectores y se entiende, cómo no, que el turismo responsable puede ser también una buena oportunidad de marketing y también una ocasión para un cambio de los modelos turísticos tradicionales, -tan cuestionados por la crisis económica actual-, en la forma de ver el turismo. Asimismo, resulta necesario que todo el sector turístico y los propios consumidores en general asuman que el turismo responsable, al igual que el turismo sostenible, no es sólo un producto alternativo más destinado a una minoría de turistas más sensibilizados de los países desarrollados, sino que va más allá al tratarse de un compromiso y una forma diferente de hacer turismo que debe ir impregnan

do poco a poco a todos los

subsectores de producción turística, a los destinos y a las políticas turísticas en el ámbito internacional. Estamos, por tanto, hablando de la adopción en el sector turístico de “una filosofía de pensar globalmente y actuar localmente”.