Los beneficios del Turismo Cultural para la Comunidad del Wayku - Provincia de Lamas.



Desde la oferta de turismo cultural, existen otros actores (a veces secundarios y no siempre receptivos) que pueden vivir también estas actividades con perspectiva educativa. Nos referimos a la comunidad en la que se encuentra el bien o recurso patrimonial objeto de las visitas. Añadimos, de esta manera, una clave nueva para el análisis, la de considerar el turismo cultural desde su contribución al desarrollo local de la comunidad anfitriona. Y, desde la posición de la población receptora del turista y propietaria del elemento cultural, son muchos los autores que señalan ventajas pedagógicas como:

·        Recupera y revitaliza la cultura local: reactiva el interés de los habitantes por su cultura, expresada a través de sus costumbres, artesanías, folklore, fiestas, gastronomía, tradiciones.

·        Potencia el sentido de identidad de la comunidad.

·        Contribuye a mantener la diversidad cultural: entendida ésta como una fuerza motriz del desarrollo, no sólo en lo que respecta al crecimiento económico, sino como medio de tener una vida intelectual, afectiva, moral y espiritual más enriquecedora.

·        Potencia la autoestima de la comunidad y las actividades colectivas. 

·        Ayuda a la identificación y al conocimiento del lugar.

·        Proporciona oportunidades de intercambio cultural entre los residentes locales y los nuevos llegados, en la medida en que promueve la comprensión y entendimiento entre los pueblos.

·        Fortalece el desarrollo de políticas y programas conjuntos entre el sector turístico y el cultural.

·        Genera recursos para el mantenimiento, protección, conservación y mejora del sitio.

·        Recupera la herencia de los antepasados que se integra en proyectos de desarrollo a través del turismo.

Al igual que con otros planteamientos hechos más arriba cabría, ante esta enumeración de ventajas y beneficios, iniciar un debate crítico que nos sobrepasa, por lo que dejamos abierto el tema para futuros debates que requieren un análisis transdisciplinar. Lo que es evidente es que la formación de la comunidad anfitriona tendría que ir más allá de la educación patrimonial y convertirse en educación para el desarrollo sostenible. Cuando las acciones de formación de la comunidad anfitriona para conocer y aprovechar desde el punto de vista turístico su bagaje cultural se insertan en la estrategia de desarrollo, señala Antonio Vázquez Barquero, la mejora de la calidad de los recursos humanos propicia el aumento de la productividad, estimula la competitividad, e incluso afecta al modelo cultural en el que se apoya el proceso de desarrollo (Vázquez Barquero, 2009).

Desde esta perspectiva educativa se trata de que las actividades de turismo cultural sean sostenibles, de tal manera que puedan responder a las necesidades de los turistas y de las comunidades anfitrionas del presente, a la vez que preservan y promueven oportunidades para el futuro. La actuación de la comunidad anfitriona en materia de turismo tendría que estar enfocada a un modelo de gestión de todos los recursos para que fuera posible satisfacer las necesidades económicas, sociales y estratégicas a la vez que se respete la integridad cultural, los procesos ecológicos esenciales, la diversidad biológica y los sistemas de soporte a la vida. Es importante, por tanto encontrar una correcta armonía en la relación que se establece entre las necesidades del visitante, el lugar y la comunidad receptora.

Aprender a conservar el medio y los recursos, atender las demandas y expectativas de los huéspedes y cumplir con los requisitos de pertenencia a una asociación y la voluntad de preservar el patrimonio paisajístico, arquitectónico, cultural y social para las futuras generaciones, la aceptación por parte de la población autóctona de la llegada de dichas actividades y los beneficios a largo plazo del turismo son algunos de los desafíos que tiene la población.

En este sentido las oportunidades de beneficio de las mujeres artesanas y de las asociaciones de la comunidad nativa Wayku a través del turismo cultural son numerosas; un beneficio directo en el Wayku como destino turístico. En la Educación: permite conservar técnicas ancestrales de producción y mostrar experiencias relacionadas con el saber y el aprendizaje. En la Recreativa y decorativa: la artesanía es de interés turístico por sí mismo y satisface una demanda de mercado especifica; resulta un espejo que refleja la riqueza y multiplicidad cultural de la amazonia  y es un elemento clave para la promoción turística; es una de las vías que tienen los pueblos para contar su historia y mostrar su creatividad. Es una actividad creativa enraizada en la identidad propia de cada pueblo, capaz de movilizar los valores más auténticos de las comunidades para enfrentar los efectos de la pobreza y la exclusión social.

El Wayku, es un lugar rico en artesanía, ya que su elaboración es una tradición que se ha traspasado como un rito ancestral de generación en generación; entre sus creaciones encontramos tejidos como la Raku Katana (cobija gruesa), Yana Raku Pañu (manto grueso), hermosos tejidos confeccionados de algodón nativo de color blanco y teñido con tintes naturales como la changua.

Cabe destacar también los trabajos que realizan de las diferentes raíces como el oje, el renaco que dan origen a cucharas (Wishilla), Torno hilador, Shupsho, Piladoras, Marcos para tejer, instrumentos musicales como el Bombo, el Tambor, la Quena, el Pífano, el Didin, la Yupana y otros trabajos. En cuanto a su cerámica tradicional, son hechas por expertas manos de mujeres de la comunidad del Wayku; entre las variedades de cerámica tenemos: Atum Kallana (tiesto grande), manka (olla), Puyñu (Tinaja Aguatera), Kallana (tiesto pequeño), Vatikuna manka (Vatidora Lamista). Toda la artesanía que te puedas imaginar a su alcance en un paseo por el Wayku.


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